Políticas para combatir la pandemia de COVID-19
Abstract
La pandemia del COVID-19 ha tenido un efecto devastador en la salud pública y la economía del Perú. El país lideró el ranking en muertes por millón en agosto del 2020, a pesar de que había impuesto una de las políticas de cuarentena más estrictas en el mundo y de que —por ello— sufrió la mayor caída en PBI en el segundo trimestre del año pasado.
En este documento, revisamos críticamente las circunstancias que derivaron en el doble desastre al que nos referimos y proponemos medidas para corregirlas. El objetivo inicial del texto era identifica lecciones para enfrentar de mejor manera este tipo de shocks; sin embargo, desafortunadamente, las circunstancias lo hacen aún pertinente en el momento actual.
Mediante un ejercicio comparativo entre países, ofrecemos evidencia empírica de que los problemas estructurales que acarrea el Perú no constituyen la única explicación del desastre en salud pública: tenemos más muertes oficiales y muchas más muertes en exceso de lo que predecían nuestras condiciones iniciales. Argumentamos que la brecha en defunciones se debe —en buena parte— a errores críticos de las políticas de salud pública del Gobierno peruano, que socavaron la efectividad de la cuarentena. Estos errores incluyen el uso de pruebas serológicas en lugar de pruebas moleculares como herramienta de diagnóstico; la ausencia de una política de rastreo de contactos con componentes digitales, así como de un sistema de vigilancia epidemiológica robusto, alimentado con datos en tiempo real; y una política inteligente de aislamiento para acompañar —y eventualmente reemplazar— las cuarentenas.
Resaltamos también que el Gobierno dejó de lado el insumo técnico-científico de diversas disciplinas en varias instancias, en particular a la hora de formular su estrategia de comunicación, la cual se limitó a emplear un discurso paternalista para justificar las restricciones impuestas. En esta dirección, resulta clave una campaña de información y comunicación masiva, con un diseño sustentado en ciencias conductuales, para poder modernizar la relación del Estado con la ciudadanía e inducir un cambio profundo en el comportamiento de la población.