dc.description.abstract | Se discuten aquí los principales rasgos y alcances de la evaluación
académica, práctica que en los últimos años ha alcanzado un significativo
desarrollo en varios países occidentales y que está asentándose
paulatinamente en el contexto latinoamericano. El desarrollo de esta
práctica responde al impulso de una redefinición de las relaciones
entre el Estado y el sistema de educación superior. El Estado es
ahora evaluador: en tanto está más preocupado por resultados que
por procesos, libera a las instituciones académicas de regulaciones
burocráticas, transfiriéndoles la responsabilidad de controlar su propio
desempeño. Esto va acompañado de la instauración de una ética
competitiva al interior del sistema de educación superior, que empieza
a responder fundamentalmente a las señales que le da el mercado.
En América Latina, esta práctica todavía enfrenta serias resistencias,
pero la creciente preocupación por la calidad académica que manifiestan
los diversos agentes involucrados (Estado, estudiantes, profesionales,
académicos y científicos, industriales) está permitiendo la
introducción de prácticas evaluativas en ciertas áreas académicas.Según el autor, la evaluación académica puede ser definida como
la constatación de la efectividad y la eficiencia de las instituciones o
programas de educación superior, con respecto a propósitos elegidos
(asegurar el cumplimiento de normas y valores académicos, la
consecusión de niveles básicos de rendimiento, el alcance de ciertos
estándares profesionales, la racionalización de programas, recursos y
estructuras, etc.), empleando un determinado marco evaluativo y
uno o más tipos e instrumentos de evaluación (autoevaluación, juicio
de pares externos, aplicación de indicadores de desempeño). Cada
combinación de propósitos, marcos evaluativos y procedimientos da
lugar a un régimen de evaluación diferente.
El autor discute una serie de criterios que deben considerarse para
el diseño de un completo régimen de evaluación en el área específica
de la investigación. En primera instancia, sostiene que debe precisarse
el alcance de la evaluación, su propósito, los criterios a ser empleados y la organización del proceso. Revisa después las ventajas y desventajas
del empleo de los distintos tipos de evaluación ( evaluación por
pares, indicadores de desempeño) y los niveles en que se debe
evaluar la investigación ( a nivel nacional, a nivel de universidades, a
nivel de disciplinas, etc.). Propone asimismo algunas pautas para el
diseño de procedimientos más complejos para la evaluación de la
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