Una alternativa al actual sistema de sobretasas agrícolas en el Perú
Abstract
En este documento se evalúa los resultados que hasta mediados de 1992 ha reportado la aplicación
en el Perú del sistema de sobretasas arancelarias a la importación de ciertos bienes agrícolas. Dicha
evaluación revela que, en sus diversas versiones de sobretasas flexibles y fijas, el sistema ha sido
ineficiente en la consecución de los objetivos enunciados para justificar su implantación. Dichos objetivos
eran, primero, dar un mayor nivel de protección a los productores agrícolas y, segundo, atenuar el efecto
sobre el mercado interno de las fluctuaciones de las cotizaciones en el mercado internacional.
Tal incapacidad del sistema responde a una serie de razones. En principio, el mecanismo escogido
no es el más adecuado para la consecución de los objetivos de estabilización de precios y protección al
agricultor. Los autores sostienen que la ganancia en eficiencia es mayor si la estabilización de los precios
se consigue mediante un mecanismo de bandas, y que modalidades como los derechos compensatorios
son más eficientes para resarcir al productor de la competencia desleal proveniente del exterior. A esto
hay que añadir la constante manipulación del sistema, que parece haber respondido más al interés de
satisfacer conveniencias particulares que a la búsqueda de perfeccionar el sistema, impidiendo además
que éste brinde una indispensable mínima continuidad a los productores. Un factor adicional para el
fracaso del mecanismo ha sido la estructura del mercado de productos agrícolas en el Perú, donde la falta
de competencia impide que los beneficios que el sistema podría reportar lleguen a sus supuestos
destinarios, los agricultores, quedando en manos de los intermediarios o los productores agroindustriales
los recursos transferidos desde el consumidor.
En todo caso, los autores cuestionan la pertinencia misma de los objetivos escogidos. Demuestran
que los beneficios de estabilizar las cotizaciones en el mercado interno, aun si se hace del modo más
eficiente, son pocos en relación al costo que dicha estabilización implica. Sugieren por tanto que el
gobierno concentre su atención en la protección al productor, pero apuntando a que dicha protección sea
lo menos costosa posible en términos de generación de distorsiones.
En principio, sostienen los autores que lo más conveniente es otorgar protección transitoria al sector
agropecuario hasta que pueda acomodarse a las nuevas condiciones impuestas por el proceso de
estabilización y reformas estructurales. La mejor opción es otorgar esa protección desde el presupuesto
público, sin afectar la estructura de precios relativos. En todo caso, si se decide insistir en un sistema de
sobretasas, sugieren que se implante una sobretasa flat de 10% a 15% sobre el valor de la importación.
Tal alternativa permite una transferencia significativa desde los consumidores a los productores a un
costo relativamente pequeño en términos de eficiencia, la cual compensaría los efectos negativos de la
competencia desleal proveniente del exterior. La cobertura del sistema debe ceñirse al mínimo de
productos, incluyendo sin embargo a los sustitutos cercanos para evitar desviaciones de comercio.
Paralelamente, debe complementarse el sistema con un apoyo estatal efectivo que eleve la competencia
en los mercados agrícolas locales.